Las mujeres hemos conseguido mucho en los llamados países del primer mundo con respecto a las mujeres de otros países menos desarrollados: podemos expresar libremente nuestra opinión sobre cualquier tema, somos respetadas por nuestros compañeros de trabajo, podemos viajar solas sin que un marido, un padre o un hermano nos tenga que dar permiso cuando somos mayores de edad, podemos vestir a nuestro gusto…Ahora bien, curiosamente en el ámbito de lo privado muchos hombres aún no han asumido nuestra libertad, piensan que somos “propiedad de” y que por tanto son ellos quienes deben imponer su forma de vida y costumbres y nosotras acatarla sin rechistar. Creo yo que es ese sentimiento el que está en la base del maltrato en las distintas capas sociales, el creerse con el derecho a tener el poder sobre una persona, a tener su control, a no entender que cada ser humano tiene un destino que cumplir y que ese destino pasa por la libertad de elección en cada momento de nuestra vida.
Estos hombres que un día las quisieron pues fueron amigos, amantes, novios, maridos; precisamente ellos y en aras de ese “amor” mal entendido, hoy se creen con el derecho a matarlas o hacerles la vida imposible si no se comportan según ellos esperaban; estos hombres convierten su falta de autoestima, su inestabilidad emocional, su cobardía, su miedo a la libertad en violencia contra el ser más cercano porque así piensan que siguen teniendo el control sobre sus propias vidas.
Desde el espacio que nos dejan las aulas, los profesores podemos aportar nuestro granito de arena de la forma que sea, así que hoy, en el taller de lectura, los alumnos de 1º C ESO han leído algunos manifiestos de jóvenes como ellos contra el maltrato y han querido prestar su voz para acabar con esta lacra.
Escucha sus palabras:
